Los nuevos desafíos de la primera infancia

Los nuevos desafíos de la primera infancia

Este 25 de mayo la Educación Inicial en el Perú se encuentra de aniversario en conmemoración de la creación del primer jardín de infantes. La historia se remonta a las hermanas Emilia y Victoria Barcia Boniffatti, quienes con mucho empeño y bajo el lema “todo por amor, nada por la fuerza” trabajaron en beneficio de la infancia.

Nos encontramos a puertas de celebrar el 90 aniversario de esta fecha y durante este tiempo han surgido grandes cambios, uno de ellos: la cuarentena, la cual en definitiva ha modificado la vida de todos, incluso podríamos pensar que los más afectados, aparentemente, son los más pequeños. Sin embargo, debemos reconocer que nos ha sorprendido ver su participación entusiasta y su resiliencia frente a los cambios.

El objetivo con nuestra primera infancia nunca fue cumplir un programa, sino el pleno desarrollo del niño, respetando sus ritmos, su proceso de maduración, y atendiendo lo más sensible: sus emociones. Por ello, la adecuada estimulación de los niños entre los tres y cinco años es indispensable para un correcto desarrollo cognitivo y emocional. Por lo tanto, hoy existe una nueva concepción de la infancia donde el niño es un ser activo y proactivo, que no solo responde a los estímulos del ambiente, sino también es protagonista y actor de su propio conocimiento, el cual desarrolla en función de los estímulos y recursos del entorno, lo que promueve su autoestima. Según la actual visión, los niños son autónomos, con mayor iniciativa, creatividad y sensibilidad hacia los otros y hacia el entorno natural y social. Son niños con mayores posibilidades de aprender por sí mismos, de comunicarse, de relacionarse, de reflexionar, de tener iniciativas y tomar decisiones; todo ello sobre la base de una sólida autoestima, confianza en sí mismos y valoración de su comunidad local y nacional.

Asimismo, está ampliamente comprobado que las primeras experiencias infantiles configuran en gran medida el estilo cognitivo, el desarrollo de actitudes y aptitudes, de habilidades y la estructura de la personalidad adulta, pero al mismo tiempo se reconoce que los propios niños generan e impulsan su aprendizaje y producen transformaciones en su entorno.

Por otra parte, la Educación Inicial está tomando un papel importante en América Latina. En la actualidad en el Perú, encontramos, en los círculos académicos, políticos y en la sociedad en general, un interés creciente hacia la educación y hacia la primera infancia, debido a una mayor información sobre los efectos de la educación en el desarrollo de las personas y de las sociedades.

Teniendo en cuenta estas premisas me enorgullece destacar que en un censo realizado en el 2018 por el Consejo Nacional de Educación demostraron que el 97 % de maestras jardineras no solo optan por la carrera de Educación Inicial, sino que volverían a elegirla. Muchas veces escuchamos frases como estas: “Tiene paciencia”, “Le gustan los niños”, “Es creativa”, y sí son algunas de las virtudes que pueden presentar; sin embargo, elegir ser parte de la formación de la primera infancia es una de las misiones más importantes, por ser la base fundamental para la formación del alumno, además de formar no solo aprendizajes, sino también la personalidad del ser humano.

Arturo Corcuera decía: “Si muere el niño, muere el poeta”. Los niños son poetas y tienen la capacidad de sintetizar en una palabra una realidad que los adultos la describimos de manera muy complicada.

Todos los autores actuales coinciden en la necesidad de aplicar los principios de libertad, actividad, interactividad, participación; en la necesidad de desarrollar la autonomía y la autoestima de los niños; en reconocer la enorme importancia del elemento lúdico y del desarrollo de capacidades más que de la información, así como también en la importancia de la familia y los padres quienes, con su intervención y refuerzo desde el hogar, constituyen el elemento indispensable de toda acción educativa para el desarrollo humano y el desarrollo sostenible del país.

Lo importante sería que, sobre la base de estos planteamientos y, sobre todo, aprovechando las experiencias exitosas aplicadas en la realidad peruana, pudiéramos construir nuestras propias propuestas, diversificadas y pertinentes, sustentadas en los avances de la filosofía y ciencias actuales, pero también en nuestros saberes y lecciones aprendidas que respondan realmente a nuestras necesidades, demandas y expectativas como país pluricultural y a las necesidades del desarrollo humano sostenible. Es lo que la infancia de nuestro país reclama en este preciso momento.

Nosotros seguimos trabajando con la misma ilusión, dedicación y cariño de siempre. Son tiempos nuevos y llenos de retos.

Los niños nos necesitan, apostemos por la primera infancia.

«Todo por amor, nada por la fuerza».


Miss Kerly Pachas