En niños pequeños, el aprendizaje de una segunda lengua, en este caso inglés, puede generar válidos cuestionamientos e inquietudes en los padres de familia. Las siguientes líneas esperan poder ayudar a resolverlos y a la vez, brindar estrategias para usar en casa.
La mejor manera de adquirir un lenguaje es rodear a la persona de este idioma lo más posible. En edades cortas, se busca familiarizar a los niños con él e ir acostumbrando su oído a esta segunda lengua. Se prioriza la enseñanza de vocabulario, de estructuras gramaticales básicas (construir oraciones) y el seguimiento de instrucciones. Este aprendizaje se realiza básicamente a través del juego y de la ejecución de otras actividades como cantar, bailar, escuchar cuentos, hacer manualidades, etc. De esta manera, los niños aprenden de forma “natural” y divertida, lo que hace más significativo y sencillo este aprendizaje.
En las clases, se busca desarrollar las siguientes competencias:
- Listening y Speaking (escuchar y hablar): Los objetivos son que los niños sean capaces de obtener información de textos orales (realizar inferencias y entender la idea general), que usen estructuras gramaticales específicas (para construir oraciones) y que cuenten con una adecuada pronunciación.
- Reading y Writing: Que los niños identifiquen correctamente el sonido (fonema) como la unidad mínima del lenguaje, les permitirá realizar las innumerables combinaciones de sonidos necesarias para poder leer correctamente, tanto en español como en inglés.
Sin embargo, en el caso de inglés, esto no basta para poder leer y escribir correctamente. Para ello, es necesario también trabajar la ruta visual: la identificación global de la palabra.
Para que el niño realmente sea capaz de leer en inglés, necesita una gran exposición a la lectura; donde observe las palabras, las escuche, las repita y finalmente, intente leerlas y escribirlas. La práctica es fundamental aquí. Sucede de la misma manera en español, los adultos saben que “hola” se escribe con “h” no por saber una regla ortográfica, sino por haber visto la palabra en repetidas ocasiones.
Lógicamente, en el camino habrá múltiples errores que irán desapareciendo con el tiempo, pues leer no es el resultado final del aprendizaje sino parte del proceso. Si se pretende que el niño lea o escriba correctamente desde el inicio, solo se estará generando presión en ellos y esto es sumamente contraproducente para el aprendizaje. La mejor manera de corregir en estas edades es felicitando el esfuerzo y repitiendo la palabra de manera correcta.
Para poder ejercitar estas competencias en casa, solo basta rodear a los niños de libros en inglés que puedan manipular y que se los lean frecuentemente.
La adquisición de una segunda lengua puede parecer un camino difícil de recorrer; pero con la asesoría de los profesores, que están siempre atentos a resolver sus dudas, y recordando que es un proceso que requiere mucha motivación, podemos acompañar a los niños con calma y buscando hacer el proceso divertido.