«Nos sentimos respaldados por el colegio»

«Nos sentimos respaldados por el colegio»

“Somos la familia Bardales Solís, y queremos compartir nuestro testimonio. En nuestra familia, la organización en esta cuarentena ha sido todo un reto. Comenzamos con expectativas altas respecto a lo que lograríamos en los primeros días y, rápidamente, la realidad entre el home office de papá y mamá, las clases de los chicos, los quehaceres del hogar y hasta los requerimientos de Bono (nuestro perro), nos enseñaron que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que, como todo en la vida, cada día es un aprendizaje que te ayuda a mejorar.
Hoy, después de más de dos meses, cada uno sabe muy bien cómo aporta a nuestra convivencia, maneja y respeta los horarios y espacios del otro, ha asumido más de una responsabilidad en casa y, sobre todo, ha encontrado su propio espacio de desarrollo personal. Ver en vivo cómo nuestros hijos han logrado adaptarse, organizarse dentro de un espacio que no es solo de ellos, actuar responsablemente frente a una nueva realidad y, además, haber encontrado un sinnúmero de momentos para compartir -almuerzos, juegos de mesa, tarde de TV, misa en la casa los domingos-, es el lado más positivo de la cuarentena.

¿Qué piensan de la experiencia de la educación y el trabajo a distancia?

La educación y el trabajo a distancia han resultado nuevos y retadores para nosotros. Pero con compromiso, dedicación, enfoque y buena disposición creemos estar aprovechando al máximo esta nueva experiencia. Para todos en casa el inicio fue difícil y lleno de anécdotas, de las que hoy podemos reírnos: el perro que ladra en la mitad de una reunión de papá, la internet de casa que falla en plena clase, o en una conferencia de  mamá…
Respecto al colegio, es fuerte el vínculo entre nuestros hijos y sus profesores, tutores y amigos, eso les da seguridad y motivación para pasar por esta etapa inusual con resiliencia y optimismo. Como papás, somos conscientes de que el escenario, este año, cambió; pero el proyecto de vida que construimos para nuestros hijos y del que el colegio es parte, no. Nosotros nos adaptamos, nuestros hijos lo hacen y vemos que el colegio también. Vamos en el mismo camino y, en consecuencia, nos sentimos respaldados por el colegio. 
A nosotros nos ha servido establecer horarios individuales y compartidos, revivir aficiones dormidas, desempolvar juegos de mesa y libros de receta; así como aprovechar la tecnología para estar cerca de nuestros seres queridos. Pero sobre todo, mirarnos hacia adentro como núcleo familiar y agradecer a Dios por tenernos de su mano en cada minuto”.