“Me siento feliz de cerrar esta etapa escolar de mi vida, aunque un poco nostálgica de haber perdido algunos eventos muy esperados como promoción. Sin duda, este año ha sido completamente distinto al que imaginamos, pero eso no significa que no haya sido un buen año. Personalmente, creo que gracias a la pandemia y el hecho de tener que estar en casa durante mi último año como alumna en el colegio, he logrado apreciar muchísimo más mis amistades y forjar un lazo que sé perdurará siempre. No olvidaré los recreos que pasé con mis amigas en el salón «haciendo el panel», las actuaciones improvisadas en clase o las charlas infinitas cuando íbamos a Villa. Uno de los mejores recuerdos es la unión que sentimos como promoción. Además de los valores que aprendimos desde pequeños, como la responsabilidad y la honestidad, gracias al colegio he aprendido que es más importante estar presente cuando alguien te necesita, que cualquier nota o trabajo. Es imprescindible hablarle para que esa persona se sienta mejor y pueda dar lo mejor de sí. El colegio nunca impedirá este acto de ayuda, puesto que su finalidad va más allá de educar, busca formar a sus alumnos para que sean personas que mejoren el país y con ello el mundo. A mis profesores solo me queda agradecerles, porque siempre han sido comprensibles; sobre todo en este 2020, que no ha sido nada fácil de sobrellevar. Con las emociones a tope y el estrés de lo que se viene después del colegio, han entendido las dificultades que se nos presentan día a día y han sido flexibles para no permitir que los problemas afecten nuestro rendimiento. A todos lo que siguen en el colegio, me gustaría que tengan presente que el tiempo se pasa más rápido de lo que creemos, así que pasen mucho tiempo en familia y aprovechen cada momento al máximo, como dice el lema del colegio: ¡lo que deban hacer, háganlo bien! Muchas gracias”.
Priscilla Yamashiro, V de Sec.