Ad portas del bicentenario del Perú

Ad portas del bicentenario del Perú

En el bicentenario del Perú, es justo rendir tributo a algunos personajes de nuestra historia que, a través de su trabajo común y corriente, vida pacífica, convivencia ordenada y acción cívica han contribuido, de una u otra forma, a forjar la sociedad peruana. Así, el Perú se erige como una nación libre, independiente y soberana.

Haciendo un balance de lo acontecido en estas dos últimas centurias, merece que se recuerde la obra de nuestros próceres y precursores de la independencia nacional, cuyo aporte intelectual y acción patriótica contribuyeron a concretar los ideales de libertad, igualdad y unión con que soñaron muchos de nuestros antepasados.

En cuanto a la relación de otros personajes que nos honraron durante nuestra vida republicana, cabe mencionar la figura de Castilla, artífice del primer ordenamiento de nuestra naciente república, quien se encargó de ordenar nuestro país, fortaleció nuestras instituciones civiles y engrandeció el prestigio de nuestro país a nivel continental. De otro lado, en el mismo siglo y en plena guerra con Chile, sobresale la figura de Grau, catalogado el peruano del milenio, ejemplo de marino, personalidad íntegra y máximo héroe patriótico. Tras nuestra derrota, el Perú logra sobreponerse y se inicia un periodo de reconstrucción nacional en medio de la más grande crisis ocurrida en nuestra vida republicana.  A finales del siglo, también destaca la figura de De Piérola, caudillo, estadista, defensor de nuestras instituciones democráticas y hombre interesado en el progreso y desarrollo de nuestra nación.

En el siglo XX, es pertinente recordar la obra realizada por varios líderes que, desde diversos ámbitos, contribuyeron al logro del desarrollo, la paz, justicia y prosperidad de nuestra nación. Entre otros logros conseguidos por ellos sobresalen: la lucha por las reivindicaciones sociales de los obreros, la democratización de la educación, amplia participación cívico-política, interconexión vial, libertad de prensa, diálogo intercultural, preservación de nuestro medio ambiente, promoción del sector informal de nuestra economía, etc. Sin embargo, a pesar de dichos avances, aún queda un trecho por recorrer en vista de que persisten desigualdades socioeconómicas, barreras étnico-culturales y dificultades geográficas en nuestro país.

Las celebraciones del bicentenario representan una ocasión propicia para pensar en el modelo de país al cual aspiramos y que heredarán nuestras futuras generaciones. Por tal motivo, es importante tomar conciencia de la misión histórica que nos compete y seguir trabajando en la construcción de una patria donde se respeten nuestras libertades públicas y resguarden nuestros derechos ciudadanos. Es más, si vivimos en democracia debemos buscar que nuestras instituciones civiles inspiren confianza y los grupos dirigentes que nos representan respondan a las necesidades de la población mayoritaria y no a los intereses de grupos minoritarios en el poder.

En definitiva, si realmente queremos un país más unido, equilibrado y desarrollado es imprescindible contar con el legado de nuestros antepasados; pero también, asumir un liderazgo virtuoso y compromiso decidido en cuanto a la solución de los grandes problemas de nuestra nación, como lo hicieron otros compatriotas que se sacrificaron y dieron su vida por nuestra patria.  

 

 

 


Prof. Jaime Calderón
Doctorando en Humanidades con mención en Cultura de la Universidad de Piura.