“Me queda el grato recuerdo de ver cómo nuestros alumnos, al ir creciendo, iban siendo capaces de enfrentar nuevos retos”

“Me queda el grato recuerdo de ver cómo nuestros alumnos, al ir creciendo, iban siendo capaces de enfrentar nuevos retos”

Miss Carol Izquierdo de Bardelli

¿Cómo llegó al Santa Margarita?

En el año 1979, una sobrina de la Sra. Carmen Luz Arias, me comentó sobre un puesto disponible para 1er Grado. Me entrevistó su esposo, Don Guillermo Descalzi, y después de una conversación simpática, me derivó con Susan Garriques, profesora a cargo del Dpto. de Inglés. Ambos siempre me acompañaron en mi nuevo puesto haciendo que me sintiera parte de la institución. Siempre tuve una buena relación con mis compañeras de trabajo, los niños y los padres de familia, lo cual hizo posible lograr los objetivos pedidos por el colegio. Luego vino una segunda etapa en el colegio, con una nueva dirección, en la cual emprendimos un nuevo camino, el cual no me canso de agradecer. Trabajé desde 1979 hasta el 2016. ¡Toda una vida; una buena vida!

¿Qué anécdotas y recuerdos atesora?

Una de las cosas que más recuerdo es el apoyo que Miss Luz Luque, mi compañera de grado, me dio desde un inicio y sirvió para lograr mayor fluidez en mi trabajo. Fueron 10 años trabajando con ella, intercambiando ideas y dándonos apoyo constante. Estas cualidades de entrega y servicio son las que poco a poco han marcado el estilo del colegio. Entre los profesores, todos aprendemos de todos, porque todos brillamos en algo que a los demás los va a ayudar, y eso también lo vi en los padres de familia, al comunicarse y apoyarse entre ellos por el bien de sus hijos.

Fue un reto muy grande para mí el tener que enseñar con sistemas que estaban digitalizados, con programas preparados. Los niños debían seguir por medio de pantallas en el aula la información, además que podían seguir su clase en la casa. Recuerdo que cuando me fallaba algo los niños me ayudaban, ¡saltaban del asiento para ayudar a su Miss Carol!

Un día el director me llamó para darme uno de los encargos más inesperados, lindos y de gran expectativa: abrir el aula para niños de cuatro años. No lo podía creer. Le dije: «Se me van a perder entre mis piernas, son tan chiquitos y tiernos”. Esos años, con ellos, fueron tan gratificantes. Muchas cosas de las realizadas en mi colegio fueron enriquecedoras, pero esta no tuvo parangón, ver esos ojitos siguiéndote, escuchándote, disfrutando todo lo que les presentaba…

Algo de una riqueza en nuestro colegio, es que todos tenemos la oportunidad de presentar proyectos de acuerdo a nuestros gustos y habilidades, y lograr ser los directores de esa actividad. Una de esas ideas fue la Revista Familiar, que es una actividad donde ganan todos, especialmente los niños del nivel, ya que tenían un valioso espacio de juego con sus padres y las familias de su grado.

¿Qué valores destacaría en el colegio?

Puedo decir que uno es la coherencia que muestran y tienen las personas en nuestro colegio, lo cual hace más grata nuestra estadía para todos. También, que nuestros alumnos se sientan queridos y respetados, que vean cordialidad entre los adultos. Ser ejemplo de vida es difícil, pero es lo que realmente  enseña.

Me queda el grato recuerdo de ver cómo nuestros alumnos, al ir creciendo, iban siendo capaces de enfrentar nuevos retos haciendo uso de sus habilidades. ¿Serán capaces de enfrentar todo lo que la sociedad ofrece, que no siempre es buena? Eso tratamos, que sean rebeldes ante lo negativo, sin temor a nada, y sean capaces de crecer siempre como personas con capacidad de proteger su dignidad y seguir lo correcto.

¿Cómo se siente de ser parte de la historia del colegio?

No me equivoco al decir que todos los años vividos en este colegio, mi colegio, fueron de grandes oportunidades para mí, rico en experiencias y retos, de mucha preparación personal. Recuerdo que muchas profesoras sacamos juntas nuestro título (antes las profesoras de inglés podíamos enseñar solo con los estudios del idioma). El Ministerio obligó a ello, pero poco tiempo después dieron marcha atrás. Igual, nosotras decidimos seguir adelante, y así lo hicimos. Algo que me asustó bastante y me hizo dudar, fue que a los inicios de la carrera mi esposo enfermó y tuve que estar muy pendiente de él. Aunque él trataba de hacerme las cosas más fáciles sé que necesitaba mi ayuda, es ahí donde el espíritu de cuerpo se dio, y pude seguir adelante tanto en casa, como en la universidad y aquí, con mis compañeros en el colegio. Nunca se podía dejar de hacer lo que era necesario en bien de nuestros alumnos, razón de nuestro existir en el colegio y de nuestra vocación; nada fácil, pero muy gratificante.

¿Cómo definiría en una frase su estadía en el colegio?

Es una grata experiencia de larga duración y trabajo, donde lo que uno hace no siempre se ve inmediatamente, se ve en el futuro. Genera una satisfacción interna ver que nuestros alumnos aplican en nuestra patria todo aquello que aprendieron y vieron en su escuela, nos da fe que tendremos un Perú mejor. Por eso, padres y maestros tenemos una gran responsabilidad en la formación de nuestros niños y jóvenes, futuros responsables del país.